ruta de las mil kasbahs


ENTRE LA CORDILLERA MÁS ALTA DEL NORTE DE ÁFRICA

Y LAS INMEDIACIONES DEL SAHARA

DISCURRE ESTE APASIONANTE ROADTRIP.


Mapa

No es posible precisar dónde empieza y donde acaba exactamente la conocida como LA RUTA DE LAS MIL KASBAHS, ni cuantas de estas ciudadelas atesora exactamente el sur de Marruecos. Aquí os dejamos un mapa con nuestro recorrido, pero cada cual puede diseñar el suyo propio, ¡no dudéis en contárnoslo!


¡¡¡¡¡¡Pipipipi Pipipipi!!!!!!

Otro madrugón. No importa. Estamos ansiosos porque hoy nos adentraremos en un mundo cobrizo, misterioso, donde los sus habitantes viven como si nada hubiera cambiado desde el inicio de los tiempos. En este rincón del planeta, el siglo XXI pasa de puntillas: sin agua corriente, las casas se levantan con la arcilla de la tierra, de ahí su color rojizo, y los bereberes preparan con plantas silvestres recetas, ungüentos y remedios medicinales que se traspasan de generación en generación. Aquí la vida no gira entorno a la cobertura del móvil, ni falta que hace.

Niños jugando en el kasbah
¿QUIENES SON LOS BEREBERES?
AMAZIGH O BEREBER: Conjunto de pueblos en el Norte de áfrica. Su origen es desconocido y ya habitaban el Magreb antes de la llegada de los árabes. Tras su invasión a partir del SVII, fueron agrupándose en zonas inaccesibles para seguir siendo libres. Y ahí siguen, con sus huertas y sus rebaños y un sentido del honor y hospitalidad que no son de este mundo.
El papel de las mujeres en esta tribu es esencial. Descendientes de guerreras y reinas, madres y guardianas, son las representantes de La Diosa Madre creadora y de los cuatro elementos, transmisoras de la cultura y de las "prácticas mágicas". Esta similitud nos lleva a nombrar a las mujeres aborígenes canarias, al igual que ha hecho Emma Lira en su novela "BUSCAME DONDE NACEN LOS DRAGOS": una historia preciosa sobre los orígenes de los guanches culturalmente ligados al pueblo Imazighen. ¡SUPER RECOMENDABLE!

Tizzi-n-Tichka (paso de montaña a 2.260m.)

Para adentrarnos en esta ruta de tradición bereber dejamos la ciudad roja de Marrakech atrás y nos dirigimos hacia el paso de Tizzi-N-Tichka a 2260 m. de altura.

Nos adentramos, por lo tanto, en este macizo bautizado como Idraren Draren, «la montaña de las montañas». Sentimos la mirada desafiante del Yebel Toubkal (4.167m.), el pico más elevado de esta cordillera que como si de una espina dorsal se tratara moldea la geografía del país.

Tizzi-N-Tichka
Frente al Atlas

Los oídos se taponan mientras la carretera discurre entre poblados que se aferran a las laderas empinadas; y poco a poco aparecen las ciudadelas (Kasbah) y los pueblos fortificados (Ksour). Nadie asegura cuántos hay. Dicen que más de mil. Nosotros llegamos a la más fotografiada: Aït Ben Haddou.


Aït Ben Haddou (Patrimonio de la Humanidad)

Al igual que los comerciantes de antaño, nos hacemos con nuestro tagelmust, (turbante) para proteger nuestras cabecitas del solazo y cruzamos el puente sobre el río Ounila. El Ksour nos vigila encaramado al cerro de una montaña. Adentrarse en este fuerte es perder por un instante el sentido de la orientación: callejuelas y pasadizos se cuelan entre casas que resisten al paso de los años. No queremos desvelaros muchos secretos, lo mejor es que lo descubráis vosotros mismos.

Aït Ben Haddou

Sólo os diremos que Aït Ben Haddou ha sido escenario de multitud de películas y series como Sahara, La joya del Nilo, Gladiator, La Momia, Lawrence de Arabia, Juego de Tronos….

En 1987 le dieron el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su autenticidad arquitectónica (básicamente compuesta por arcilla, agua, paja y el ingrediente secreto: caca TACHAAAAAAAN)

Visitar este pueblo fortificado es espectacular. Imaginaos a los comerciantes montados a camello que, bajo el sol abrasador de estas tierras, encontraban cobijo en sus posadas cuando transportaban oro, plata y especias en la ruta entre Marrakech y el Sahara, rutas comerciales transaharianas que durante miles de años unieron territorios conocidos hoy como Marruecos, Ghana, Mali, Niger o Sudán.


Ouarzazate (encrucijada de caminos)

Siguiente parada: Ouarzazate. Bienvenidos al «Hollywood marroquí» . Esta ciudad, en continuo aumento, cuenta con estudios cinematográficos en los que se pueden realizar visitas guiadas. Aunque para nosotros esta ciudad sólo ha supuesto ser una encrucijada de caminos, bien merece la pena una visita su Kasbab Taourirt.

Un gato al sol en Ouarzazate

Una vez apreciada la maestría con la que los constructores locales usaban el adobe, tenemos dos opciones: tomar la dirección hacia el desierto de Zagora o el desierto de Merzouga.

¿VISITAR EL DESIERTO DE ZAGORA O EL DE MERZOUGA?
Nosotros visitamos los dos desiertos, pero en caso de que tuvierais que escoger entre visitar uno de los dos, nos quedaríamos con el de Merzouga. ¿Por qué? Porque, para empezar, sus dunas (Erg Chebbi) son más espectaculares y porque, la ruta que nos lleva hasta allí, también nos has parecido más txuli.
Por el contrario, si disponéis de menos días y buscáis lugares más recónditos y no tan explotados, sin duda, la opción más acertada sería visitar las dunas de Zagora (Erg Chegaga).

Valle del Draa (el valle de la princesa de ébano)

Si os habéis sentido atraídos por ZAGORA (conocido como Puerta del Desierto), pasaréis de Ouarzazate al sur por el Draa, un valle formado por el río que nace en la vertiente sur del Atlas, ¿o deberíamos decir formado por una mujer de ébano?

Valle del Draa
LA PRINCESA DE ÉBANO.
Un cartel reza, desafiante: "A Tombuctu 52 días en camello". Este era el periplo al que tenían que enfrentarse los caravaneros que emprendían una dura y arriesgada travesía desde los confines del desierto hasta los grandes mercados de Marrakech o Fez. Cuenta la leyenda bereber que, hace cientos de años, una noche de verano una caravana de beduinos tomaba un merecido descanso en un palmeral cuando se encontraban a medio camino de su ruta. Con ellos viajaba una princesa proveniente de la lejana Tombuctú, cuya piel de ébano y mirada profunda despertaba desvelos entre los caravaneros. Aprovechando la oscuridad de la noche, varios bandidos desapiadados atacaron la caravana y se llevaron con ellos a la princesa de ébano, escondiéndola en lo más profundo de una caverna. Al día siguiente la mujer había desaparecido, y en su lugar, de las profundidades de la gruta había brotado un río de fuerza inmensurable que se abría paso a través del desierto. Se trata del río Draa, el más largo de Marruecos, paralelo al paso de su curso ha creado una densa y frondosa línea verde de palmerales que se abre paso a través de las áridas y cobrizas tierras. Todo un espectáculo, como la mirada de nuestra princesa de ébano.

Kelaa m´Gouna (valle de las rosas)

Si por el contrario, os habéis decantado por Merzouga, avanzaremos hacia el este desde Ouarzazate entre secarrales salpicados por ocasionales oasis hasta dar en aproximadamente 100 kilómetros, con los campos de rosas del Kelaa.

Rosa de Damasco

Se trata de la Rosa Damascena y la primavera es su gran estación. Si tenéis la suerte de hacer la ruta a principios de mayo, ¡vais a flipar! Infinitas plantaciones de rosales visten el valle de color rosa y perfuman toda la extensión.

Se cosechan de forma tradicional y al llegar la primavera se recolectan los pétalos al amanecer para que conservar íntegro todo su perfume y propiedades. Dicen que esta flor es tan delicada que sólo puede ser recolectada por manos femeninas. En menos de 24 horas desde su recogida, se destilan para obtener un elixir de belleza natural.

COMPRAR ROSA DE DAMASCO, SI O SI. 
Se piensa que allá por el siglo X, un comerciante que viajaba en caravana (en caravana de camellos, no os vayáis a pensar que nuestro protagonista era un hippie que viajaba en la T1). Bueno, que me voy del tema, el caso es que por aquel entonces, este comerciante trajo a esta región la primera Rosa Damascena y con ella, uno de los secretos mejor guardados de Oriente Medio.
¿Cómo hemos podido vivir sin ella hasta ahora?
No nos lo explicamos, entre sus virtudes encontramos las siguientes:
- tonifica la piel
- lucha contra los signos del envejecimiento
- es astringente
- regenera la piel
- es cicatrizante
- hidrata
- calma
- refresca
- su alta concentración de ácidos grasos esenciales mejora la barrera hidrolipídica
- su contenido en vitamina E protege frente a los radicales libres
¿Todavía no os hemos convencido?
También podéis usar sus pétalos en infusiones, postres, sopas, ensaladas...
Como veis, es IM-PRES-CIN-DI-BLE. la que avisa no es traidora...

Garganta del Dadès (y la carretera zigzagueante)

Es difícil, pero abandonar el Valle de las Rosas está más que justificado cuando el motivo es descubrir la garganta del Dadès.

«Los dedos de los monos»
Un zigzag sin fin

Hay que tomar un desvío, más que justificado, para visitar este paisaje rojizo, casi marciano, donde las kasbahs se asoman a los riscos de manera imposible. El valle se estrecha, la vegetación prácticamente desaparece para abrir paso a las caprichosas formaciones rocosas, como «los dedos de los monos» o «el cerebro del Atlas». A los pies de las montañas el río Dadès fluye manso y lento, parece ajeno a la fuerza e intensidad con la que hace millones de años creó este paisaje IM-PRE-SI-O-NAN-TE.

Tenemos que tener alerta todos los sentidos para conducir por esta carretera. Estrecha, serpenteante, encaramada al acantilado y con vistas de infarto. Tomáoslo con calma y disfrutad de cada curva. No hay prisa, podéis pasar aquí una noche antes de tomar de nuevo la carretera hasta Tinerhir, nuestra última parada antes del desierto. Os prometemos que no os arrepentiréis, las noches son claras y podréis deleitaros con la vía láctea.


Tinerhir ( y el cañón del Todra)

A estas alturas ya os habréis dado cuenta que Marruecos es otro mundo. Antes de adentrarnos en el Sahara, pasamos por Tinerhir (también conocido como Tineghir o Tinghir). Su nombre significa en bereber «Ciudad de las montañas«. Nos acercamos al Mellah (barrio judío), un pequeño barrio de casas de adobe y callejuelas, que en la actualidad ya no está poblado por personas judías, pero, donde sin duda, el tiempo se detuvo hace mucho mucho tiempo: las mujeres lavan la ropa en el río, una carnicería donde eliges la gallina y te la pesan, hasta ahí todo normal, ¿verdad? el problema es que la gallina todavía está viva ¡V – I – V – A !

Mujeres lavando ropa en el río
Comprando pollos

Nos recomponemos del hachazo de la gallina en el pescuezo desde el mirador del palmeral, resulta llamativo que en un entorno tan árido pueda surgir un palmeral tan extenso y tan fértil, ¡PARECE MAGIA POTAGIA!

Por último, la guinda del pastel, abandonamos Tinerhir para adentrarnos en el cañón del Todra. Dejamos el coche en la entrada y lo recorremos a pie: paredes de 300 metros de altura a la vera de un riachuelo alimentado por los deshielos del Atlas. La garganta se estrecha hasta tan solo 30 metros de lado a lado. Un auténtico pasillo natural de rocas que se abre paso entre el acantilado sombrío y nos sentimos pequeñitos ante tal inmensidad.

El cañón del Todra

Más allá nos atraen las dunas de Merzouga, pero ese es otro capítulo…

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