16. akotz (donibane lohizune) – angelu


un misterio filológico, una ola con nombre propio y la pequeña california.


Arrancamos la última etapa de nuestro periplo por la Costa Vasca, pero, lejos de ponernos sentimentales, vamos a disfrutar de los rincones que enamoraron a la alta aristocracia europea, a los amantes del sur y a estos dos que os están contando este viaje.

Dejamos atrás el barrio de Akotz por el sendero que va junto a la línea de costa y pronto, nos recibe el puerto de Getaria.

El flysch vuelve a aparecer en el puerto de Getaria

Y algunos de vosotros a lo mejor os empiezan a hacer txiribitas los ojos ¿Getaria? Pero no habíamos pasado ya por esta localidad en nuestra etapa de Zumaia -Orio?

un misterio filológico

En la costa vasca hay dos Getarias.

Sobre la costa vasca hay dos Getarias, una en Lapurdi, la otra en Gipuzkoa.

Dos poblaciones distintas pero un origen común… y desconocido.

Se han buscado coincidencias históricas, geográficas e incluso mítico filológicas como la de Jorge Oteiza que adivinaba en su nombre una raíz indoeuropea: ke-tari.

Y es que las dos Getarias, además de ser unas de las localidades más bonitas de nuestra costa, ambas se prestan a relatos susurrados en las largas noches de espera de las gentes del mar.

Y así envueltos en ese halo de misterio, avanzamos hasta Bidarte.

Antes de asomarnos a la atalaya de vistas infinitas junto a la capilla de Santa Madeleine (Madalenako Kapera), nos dirigimos al centro.

La plaza de Bidarte es lo más

Una placita diminuta donde cabe de todo: el Ayuntamiento, un par de bares, el frontón, varias tienditas, la iglesia y junto a ella, el cementerio.

Hacemos un alto en el camino, queremos entrar en la iglesia para observar la exótica pila bautismal que, según dicen, es de estilo serbio y fue donada por la reina Natalia de Serbia cuando ésta se convirtió al catolicismo allá por 1902 y se vino a vivir aquí (a una de las mansiones que cuelgan en el acantilado de la playa de Ibarri).

Tampoco pasamos por alto, el cementerio, es curioso comprobar como en Iparralde los camposantos están integrados en torno a la iglesia, dentro del conjunto urbano. Aquí, localizamos, contra el muro de la misma iglesia, un templete con la sepultura del coronel inglés Richard Joyce, que muerto en combate en 1813, los 37 años de edad, quiso ser enterrado como buen soldado de pie. Allá él.

Y aquí viene lo mejor: un café y un croissant recién hecho en la panadería de la plaza y tomarlo en el mirador de la capilla de Sainte Madeleine.

Desde aquí se ve buena parte del recorrido que llevamos hecho…y lo poquito que nos queda para finalizar.

una ola con nombre propio

La Roca de la Virgen y su pasarela sobre el mar

Continuamos, esta vez el camino transcurre junto a la carretera hasta llegar a la Cité de l´Océan de Biarritz.

El calor aprieta y a lo lejos se intuye la playa de Milady (Milady? ¡cómo son estos de Biarritz!), así que haremos un alto para darnos un chapuzón.

Junto a nosotros, algunos surfistas cabalgan las olas; otros, lo intentan sin mucho éxito.

Muchos de ellos quizá no sepan que la primera generación de surfistas de Europa surgió aquí, allá por el verano de 1956, cuando Peter Viertel, guionista de Hollywood vino a Biarritz. Su cometido era supervisar la adaptación cinematográfica de la novela Fiesta de Hemingway.

El tema es que cuando vio las olas de estas playas, telefóneo a Los Ángeles para que incluyeran una tabla de surf en las cajas que transportaban las cámaras y el equipo de rodaje.

Los primeros curiosos intentaron emularle y con el tiempo se trasladó a diferentes puntos de Europa donde las olas lo permitían.

¿DE DÓNDE VIENEN LAS OLAS QUE ROMPEN EN NUESTRA COSTA?
Las olas son el resultado de la acción del viento sobre el mar y la mayor parte de las olas que llegan al Golfo de Bizkaia nacen en Terranova y al norte de Groenlandia. Al no encontrar obstáculos que las detengan, pueden haber recorrido más de 5.000 kms.
Una de las olas míticas de nuestra costa es la llamada Belharra, ola gigante que toma su nombre de un arrecife rocoso entre Donibane Lohizune y Hendaia (pasamos por aquí en la etapa anterior). En los meses de invierno y en determinadas condiciones climáticas el oleaje choca contra ese espolón creando olas de entre 10 y 15 metros de altura.
La Grande Plage de Biarritz

Continuamos.

Pasamos por La Grande Plage, calles jalonadas de villas elegantes y establecimientos con nombres rimbombantes: Avenida de la Emperatriz, calle del Príncipe Heredero, SPA del emperador, Club Imperial… todos ellos testimonio de los años dorados de Biarritz, cuando Eugenia de Montijo se enamoró de este lugar y su esposo Napoleón III, le construyó una casa de verano junto al mar, Villa Eugenia, transformado hoy en uno de los hoteles más suntuosos de Europa.

El faro encaramado en la punta de San Martín está próximo, antes de alcanzarlo, echamos la vista atrás y nos despedimos de los acantilados, cabos, promontorios y ensenadas para saludar una estampa muy diferente a la que nos tiene acostumbrados esta ruta…

la pequeña california

Los últimos kilómetros de nuestra ruta

Aproximadamente 5 kilómetros nos separan de nuestra meta.

4,5 kilómetros de playas de arena fina: La Chambre d´Amour, les Sables d´Or, Marinela, Les Corsaires, La Madrague, L´Océan, Des Dunes, Les Cavaliers y La Barre.

Empezamos por la Chambre d´Amour (en euskera Maitasun Gela) que, a pesar de tanto romanticismo debe su nombre a una historia muy trágica. Según dicen, unos jóvenes enamorados se ocultaron en una de las cuevas de los acantilados para dar rienda suelta a su amor, pero se ahogaron al ser sorprendidos por la marea.

Continuamos por la Surf Avenue de Angelu, es como el Walk of Fame de Hollywood, pero vestida de neopreno.

Surfistas mundialmente conocidos han sellado sus huellas en este paseo. Y es que estos últimos kilómetros se corresponden más con una estampa de la costa californiana que de la nuestra.

Y así, junto a chiringuitos, torneos de volley playa, campos de golf y surfistas, llegamos a la playa de la Barre, junto al faro del mismo nombre y la desembocadura del Aturri, última playa de la costa vasca, ya que después de Bokale, llegan las Landas.

El faro de Angelu: punto final de Talaia Bidea

Este río desemboca aquí después de recorrer más de 300 kilómetros desde su nacimiento en el puerto de Tourmalet. Pero no siempre fue así…

UN RÍO DESVIADO.
Hasta 1562 sus aguas desembocaban en el mar de Cap Breton, a unos 30 kilómetros al norte, pero en ese año la ciudad de Baiona obtuvo del rey Carlos IX de Francia permiso para desviar el curso del río y tener acceso directo al océano. De ahí el nombre de La Barra, que hace referencia a la acumulación de arenas en su estuario. Esto hace que el acceso al puerto de Baiona sea delicado y que exija un dragado regular.
Al otro lado del Aturri, hacia el Norte, se extienden los 200 kilómetros de arenales y dunas de Las Landas, en realidad, acumulaciones de rocas pulverizadas durante millones de años de los Pirineos.

¿MOCHILA PREPARADA? ¿BOTAS DE MONTE LISTAS? ¡SÓLO HAY QUE DARLE AL CLICK!

Nada de sentimentalismos, aquí os traemos lista para descargar la última etapa 👉 16. etapa: AKOTZ (DONIBANE LOHIZUNE) – ANGELU.

Oficialmente, la ruta de la costa vasca termina en La Barra de Angelu. Qué bonito, qué simbólico, qué fotogénico.

Pero claro, una no camina 300 km para plantarse en una rotonda con vistas al parking del Club de Surf y un cóctel en la mano con sabor a playa de Malibú.

Así que, decidimos estirar la ruta unos kilómetros más y ponerle un broche de oro en Baiona.

Porque sí.

Porque antes todo esto era Baiona (más o menos), porque es la capital de Lapurdi, porque huele a chocolate y porque este final necesita una ciudad con historia.

ONGI ETORRI BAIONARA!


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