LA SELVA DE IRATI SE CUBRE CON HAYAS Y MÁS HAYAS EN UNAS 18.OOO HECTÁREAS DE SUPERFICIE, REPARTIDAS ENTRE LOS VALLES DE AEZKOA, SALAZAR Y ARBAILA. DE HECHO, SE TRATA DEL MAYOR HAYEDO DE EUROPA, TRAS LA SELVA NEGRA DE ALEMANIA.

Una vez inmersos en el Pirineo de las dos navarras, hasta las personas más escépticas tienen problemas para diferenciar entre leyenda y realidad. La selva de Irati es uno de esos lugares en los que el entorno hace correr la imaginación. No hay paseo entre sus hayas centenarias que no se interrumpa con un ruido a nuestras espaldas y una mirada en busca de seres que sólo aparecen en los cuentos…
MAPA
FOZ DE LUNBIER

Antes de adentrarnos de lleno en los frondosos hayedos, vamos a hacer un alto en una zona prepirenaica para presentaros al río irati en su máxima expresión: La Foz de Lunbier.
Ahí lo tenéis, un impresionante cañón de algo más de un kilómetro de largo, que el agua ha esculpido a lo largo de miles de años dando forma a paredones escarpados casi verticales de más de 100 metros de altura.
Un cómodo paseo nos adentra en el interior de la foz. Se trata de una Vía Verde que discurre entre túneles excavados en la roca por las antiguas vías del tren eléctrico que unía Iruña con Sangüesa. No es difícil imaginarse a aquellos pasajeros con la cabeza por fuera de las ventanillas del ferrocarril disfrutando del paisaje mientras atravesaban las fauces de esta impresionante garganta, mientras algún ave rapaz sobrevolaba la zona. Y eso que aún no sabían que lo mejor estaba por llegar: a la salida del cañón construido por el mismísimo Diablo.
ONCE HORAS PARA CONSTRUIR UN PUENTE.
Estudios arqueológicos han confirmado que el puente data del siglo XVI y que fue edificado sobre un solo arco a 15 metros sobre el río y con una extensión de 30 metros de largo y 2 metros de ancho, suficiente para que lo atravesaran personas, ganado y carros. Pero no se ha encontrado documentación sobre su origen, ni su constructor...
Pero si le preguntas a las personas de la zona te dirán que lo construyó el mismísimo Diablo.
Al parecer, muy cerca de aquí había un palacio habitado por una mujer de nombre Magdalena. La mujer enfermó del riñón y una de sus sirvientas, llamada Cliastela, se ofreció a traerle agua de la fuente de Liscar, al otro lado de la foz, y a la que se le atribuían propiedades curativas.
Pero al ver que, para llegar a la fuente, debía cruzar las bravas aguas pirenaicas en barca, reculó. En ese momento se le apareció el diablo y se ofreció a construir un puente en menos de diez horas, antes de las seis de la mañana del día siguiente; pero, a cambio, debía entregarle su alma.
Durante toda la noche, trabajó a destajo para construir el puente. Cuando colocó la última piedra, el reloj de sol de una torre cercana marcaba ya las siete de la mañana, una hora más tarde de lo prometido. El diablo se fue avergonzado y desapareció dejando a salvo a la joven y ofreciendo una opción para cruzar la foz durante muchos años, hasta que en 1812 las tropas francesas de Napoleón, lo destruyeron.
FOZ DE ARBAIUN

Menos conocida que la de Lunbier, pero no por ello menos interesante, en esta ocasión son las aguas del río Salazar las que moldean este paisaje.
Os recomendamos que os acerquéis al mirador de Iso para apreciar su verdadera magnitud, ya que es una de las foces más extensas de navarra. Desde este lugar podréis entender por qué los almadieros* de Zaraitzu temían a este desfiladero.
En sus rápidos dejaron la vida más de un compañero. Una señal en las rocas les indicaba la altura del agua que necesitaban para aventurarse entre las grandes paredes. Este cañón tiene una longitud de 6 km y unos desniveles cercanos a los 300 m. La anchura oscila entre la decena de metros en los extremos, hasta 600.
*El oficio de almadiero consistía en transportar madera de los bosques de montaña utilizando los cursos fluviales mediante las almadías, un conjunto de troncos unidos y atados con ramas. En Burgui hay un museo muy interesante sobre las almadías.
UN SANTO MUY OBEDIENTE.
En la salida de la foz de Arbaiun encontramos la ermita de San Pedro de Usún, uno de los monasterios más antiguos documentado en tierras navarras. Hasta hace no mucho tiempo conservaban la costumbre de amenazar al santo con tirarlo al agua, si no llovía. Dicen que en menos de 24 horas, los ruegos se hacían realidad.
ORREAGA (la batalla de Roncesvalles)

15 de agosto de 778. Aquí se fraguó una de las mayores gestas protagonizadas por los vascos. En la cima de Ibañeta, a menos de un kilómetro de la colegiata, se alza un monolito en recuerdo a la heroica batalla que acabó con la vida de Roland, sobrino de Carlomagno. Aquella derrota, una de las más dolorosas sufridas por el ejército franco (el más poderoso de Europa en aquella época) dejó grabada una imagen: la escena en la que Roland, antes de morir, toca el cuerno para avisar a su tío de la desgracia.
Lo curioso de toda esta historia es que el monolito de Ibañeta hace honor al vencido y no a los vencedores.
Pero Orreaga también es conocido por su antiguo hospital de peregrinos. De hecho, los primeros datos históricos de este enclave no hablan del triunfo de los vascones, sino del citado sanatorio que fue fundado en el siglo XII. Un siglo más tarde, concretamente en 1219, la primitiva iglesia románica fue sustituida por la Colegiata de Santa María, de estilo gótico francés. Desde su claustro se abre la antigua Sala Capitular con la tumba del rey Sancho VII el Fuerte, las mazas del monarca y las cadenas de la batalla de las navas de Tolosa.
Próximo al edificio principal se encuentra la Capilla de Santiago, del siglo XIII, que conserva la campana de Orreaga. Junto a ella, se levanta el Silo de Carlomagno que sirvió de enterramiento para los peregrinos fallecidos en el lugar. Según cuentan en su cripta también dieron sepultura a Roland y a sus soldados. Se dice que hasta el siglo XVII se vendían los huesos a modo de reliquia.
¿HÉROE, MITO O REALIDAD?
La figura de Roland se esparce y se pierde por nuestra memoria, se difumina y se ilumina, nos confunde, a veces, y casi siempre nos inspira compasión si nos atenemos a la leyenda.
Orreaga y Roland se asocian a una de las historias más controvertidas que tienen lugar en el magnífico escenario de nuestras montañas. Historia o simplemente leyenda apasionante que tiene como punto de partida precisamente un relato épico que es la Chanson de Roland, escrita al menos dos siglos después de los acontecimientos, ofreciendo distintas traducciones y versiones. Si el propio punto de partida es un gigantesco interrogante, todos los sucesivos lo son en igual medida y cada estudioso concluye un posible escenario para una batalla en la que al menso parecen ponerse de acuerdo: la que sucedió el 15 de agosto de 778 contra Carlomagno y que terminaría con la muerte de Roland, mítico caballero, a manos de los vascones. Hay otro consenso que es la propia razón de la batalla de Orreaga: la invasión y quema de Iruñea por los ejércitos de Carlomagno.
La destrucción de Iruñea impulsó a los vascones a organizarse y emboscar al ejército enemigo en los caminos del Pirineo. En la retaguardia dan muerte al más legendario de todos los luchadores de la montañas: Roland.
BASAJAUNBERRO (un paseo por el bosque)
Desde la Colegiata de Orreaga parte una de senda muy popular y , aunque no se trata de una de las sendas más espectaculares del Pirineo, nos adentra en los bosques de Basajaun (el peludo personaje de nuestra mitología, un yeti a la vasca). Sólo por eso, merece la pena.
Si queréis aventuraros al avistamiento de este ser mitológico, es AQUÍ.
BASAJAUN
Basajaun vive en los rincones más recónditos del bosque. Es grande como los árboles y tiene todo el cuerpo cubierto de pelo, de hecho sus cabellos llegan hasta el suelo. Se le conoce como el señor de los bosques y guardián de los rebaños. Cuando está cerca, las ovejas hacen sonar sus cencerros y los pastores pueden descansar tranquilos, porque él cuidará de que no ocurra nada malo.
ORBAITZETA (la fábrica de armas)

En pleno valle de Aezkoa se alzan las ruinas de la Real Fábrica de Armas y Municiones de Orbaitzeta. La explotación se erigió en el siglo XVIII sobre una antigua ferrería: la riqueza maderera, la presencia de minas de hierro y cursos de agua propiciaron su instalación en este enclave.
Esta empresa se componía de cuatro hornos de fundición de hierro, pero tuvo poca producción a causa de las interrupciones sufridas por guerras, destrucciones e incendios fortuitos. Su historia se remonta al año 1432, cuando la reina Blanca de Navarra autorizó construir una ferrería para explotar la riqueza en hierro, plata y plomo del Valle. En el año 1784, Aezkoa cedió sus montes al rey Carlos III a cambio de la construcción de una fábrica de armamento que trajera riqueza a la zona. La ferrería se convirtió así en la Real Fábrica de Armas. Carlos III se encargo de edificar un gran conjunto fabril compuesto por salto de agua, hornos de fundición, almacenes, casa palacio, iglesia, cuarteles para la tropa y otras dependencias que funcionarían hasta 1873.
Once años después, la fábrica sería abandonada tras sufrir numerosos ataques por culpa de su situación privilegiada en plena muga. Esta fábrica fue una de los mejores exponentes de la arquitectura industrial de su época siguiendo el modelo francés se buscó la comodidad de los trabajadores con la adecuación del terreno en tres niveles. Los dos superiores contaban con almacenes, viviendas y servicios. Mientras que el piso inferior albergaba las dependencias de la fábrica . Así mismo se construyeron escaleras cubiertas para evitar la nieve y la lluvia y se realizó una imponente obra de canalización del río.
EL SECRETO MEJOR GUARDADO.
Este enclave histórico tampoco se salva de la leyenda. Cuentan que hace años encontraron en los alrededores a un bajonavarro cargando oro de una mina que él solo conocía. Una pista dio. Que desde su entrada se veía el campanario de Orbaitzeta. Nadie ha encontrado el lugar exacto. Dicen que la única que sabe de ese secreto es la vieja bruja que suele pasearse por las ruinas de la fábrica. Si alguien la ve, por favor que le pregunte. Y más importe aún, que lo comparta.
URKULU (la torre misteriosa)

Los expertos siguen sin ponerse de acuerdo a la hora de determinar el origen de la enigmática fortificación circular que preside la torre de Urkulu. Edificada a base de piedra caliza y asentada a 1420 metros de altitud, la torre continua en silencio, sin compartir su secreto. ¿La construyeron unos gigantes? ¿Es un monumento funerario? ¿O una torre de vigilancia romana?
Sea como fuere, seguro que no os queréis perder la subida a la cima entre dólmenes, menhires y crómlech. ES AQUÍ.
EL AMOR ENTRE PYRENE Y HÉRCULES.
Cuenta la leyenda que en este paraje vivía una muchacha tan bella que tenía enamorado al mismísimo Hércules. Ambos se escondían en estos bosques para dar rienda suelta a su pasión.
Hasta que un desafortunado día Tubal, padre de Pyrene, les descubrió y montó en cólera. Como castigo, desterró a Hércules sin que pudiera despedirse de su amor.
Pyrene, desolada, recorría el bosque todos los días esperando que su amado regresara. En uno de sus paseos le apareció un terrible monstruo, Gedeón, con forma de perro y tres cabezas. La bestia se lanzó a por Pyrene, pero la muchacha pudo zafarse y esconderse en ese bosque que tan bien conocía.
Gedeón, que no se iba a rendir tan fácilmente, decidió provocar un incendio para obligar a su pres a salir. Y así lo hizo.
Un águila, vieja amiga de Hércules, al ver el humo tan denso voló hasta donde se encontraba desterrado el muchacho para informarle de la situación.
Hércules, sin temor a las consecuencias, buscó a su amada en el rincón donde ambos habían pasado tan buenos momentos y tomó en brazos a Pyrene, pero nada pudo hacer por mantenerla con vida.
Con el último latido de Pyrene llegó el grito más desgarrador que se hubiera escuchado nunca por aquellas montañas.
-¡PYRENE!, ¡PYRENEEEEE!- gritó Hércules desesperado.
El eco fue tan arrollador que hasta las rocas calizas se quebraron y alzaron formando la cordillera que tenemos ante nuestro ojos: Pirineos.
Hércules decidió construir una torre para enterrar a Pyrene. Allí, en lo más alto de la cima de Urkulu, para que ella pudiera disfrutar de las vistas fruto del amor intenso de ambos mantuvieron.
ARPEA (la cueva de las lamias)

Entre Ezterenzubi y Orbaitzeta, entre la Alta y la Baja Navarra, la cueva de Arpea nos invita a adentrarnos en un mundo mágico.
No sabemos exactamente qué tiene este lugar, pero no nos sorprende que siempre se cuele entre las listas de los lugares que no te puedes perder del Pirineo.
Puede que sea el paisaje idílico que la rodea. Puede que sea el verde intenso de la montaña que la protege. Puede que sea la singularidad de su entrada formada por infinitas láminas que se pliegan en forma de «V» invertida. Puede que sea la gran carga mitológica del lugar. Puede que sea el susurro del arroyo que atraviesa el barranco. Puede que sea el encanto de los dólmenes y cromlech que salpican el entorno. O puede que sean las lamias…
DIRENIK EZ SINISTU, EZ DIRENIK EZ ESAN.
Cuenta la leyenda que la cueva de Arpea es una de las moradas favoritas de las Lamias. Y no es de extrañar, porque en los espacios donde el agua está presente, como ríos o fuentes de montaña, es habitual que estos bellos seres mitológicos peinen sus largos y rubios cabellos con peines de oro.
Bien saben los pastores de la zona que quién tenga la buena o mala suerte de oírlas cantar mientras peinan sus cabellos en el arroyo, caerá rendido a sus pies. Bueno… no exactamente, porque se nos ha olvidado contaros que no tienen pies, sino patas con membranas similares a las de los patos.
Y si hay por ahí alguien que no lo cree, le diremos lo mismo que dice el viejo refrán vasco: “Direnik ez sinistu, ez direnik ez esan”, esto es, "No creer que son, no decir que no son".
ZAMARIAIN (el mirador de vértigo)

Os presentamos otro indispensable del Pirineo navarro: una roca suspendida sobre el manto boscoso de Aezkoa que se ha convertido en un mirador de vértigo.
Un apacible y relajante paseo que parte de Garaioa nos ofrece las impresionantes vistas desde uno de los balcones naturales más impresionantes de Nafarroa. Por descontado queda decir que la visita en otoño, cuando el bosque se tiñe de tonalidades ocres, es lo más de lo más.
LOS HÓRREOS DE AEZKOA
El valle pirenaico de Aezkoa es conocido por sus hórreos; conserva 15 de los 22 hórreos de Navarra, de estilo pirenaico, con paredes de piedra y techos a dos aguas. Son esas construcciones destinadas a guardar el grano, soportadas sobre 4 pilares con protección pétrea que evitaban que los roedores y otros comilones indeseados se zamparan la cosecha.
Uno de los mejor conservados se encuentra en Garaioa, así que, no perdáis la oportunidad.
OTSAGABIA (el más bonito)

No somos imparciales. Si le pusimos a uno de nuestros perros el nombre de Otsagi, ¿qué pensais que vamos a deciros de este pueblo?
Pues eso mismo, que se trata de una de las localidades más bonitas del Pirineo y de Euskal Herria.
En el corazón de Saraitzu, nos abre sus puertas Otsagabia. Puertas, o mejor dicho portalones, de madera decoradas con Eguzkilores (la flor del sol, Carlina acaulis) para proteger a sus habitantes de males, enfermedades y malos espíritus. Algunas de ellas jalonadas, además, con escudos de siglos pasados. Otras, mantienen cruces y símbolos solares inscritos en sus dinteles.
Las casas de piedra se amontonan a un lado y al otro del río Anduña, custodiado por un puente de piedra medieval. Por encima de los tejados inclinados se atisba la antigua torre de la Iglesia de San Juan Evangelista, un edificio del siglo XVI que alberga en su interior varios retablos renacentistas y barrocos que han sobrevivido a los estragos de la historia. También destacan varios palacios medievales.
Aquí, las casas son más importantes que las calles e, incluso, que los apellidos de las personas que las habitan. De hecho, en Otsagabia, preguntan “¿de qué casa eres?” en vez de “¿de qué familia eres?”, reforzando la tradición vasca que considera que el baserri no es simplemente un edificio, sino un miembro fundamental de la familia. Las calles de la villa no tienen nombre, por lo tanto, la forma de localizar una casa es por el nombre de esta y el barrio en el que se encuentra.
UN INCENDIO DEVASTADOR
1794. La villa sufrió una de sus mayores catástrofes cuando el ejército francés destruyó prácticamente todas las casas y los tres palacios medievales en una de las incursiones durante la guerra contra la Convección. 900 vecinos de Zaraitzu armados con escopetas y armas blancas, ya habían logrado evitar varias tentativas de invasión años antes, pero esta vez les resultó imposible. No pudieron hacer nada frente a los 11.000 franceses que tomaron Otsagabia. Cerca de 60.000 soldados galos ya habían cruzado el Pirineo.
Poco después, la villa se reconstruyó, dejando, esta vez, un palmo de separación entre los edificios (para evitar que las llamas se propagasen por las calles como sucedió durante el ataque, en caso de que hubiese otro incendio. Las tablillas de madera que hasta entonces recubrían los tejados, se reemplazaron por las tejas planas rojas. Sólo se conservan las cubiertas de la iglesia y de la ermita de Muskilda, que son de lo poco que se salvó del incendio.
GARTXOT (el bardo de Itzaltzu)

Os lo hemos avisado desde el principio, estas tierras están cargadas de leyendas y mitología y el pueblo de Itzaltzu , no iba a ser menos. Desde el aparcamiento de esta pequeña localidad próxima a Otsagabia, parte un sendero que nos lleva a descubrir una curiosa leyenda: LA DEL BARDO GARTXOT.
Si sois unas personas desaboridas, insulsas y sosas y queréis ir directamente a la ruta: ES AQUÍ.
Si por el contrario, sois unos salaos y antes de realizar esta ruta queréis enteraros de quién es Gartxot, seguid leyendo:
EL BARDO DE ITZALTZU
Allá por el año 1100 existía un trovador en Orreaga, cuya voz e imaginación eran admiradas en toda la comarca. Su nombre era Gartxot.
Por aquella época la abadía de Orreaga estaba gobernada por los monjes franceses de Sainte-Foy de Conques. Uno de los monjes escuchó un día cantar a Mikelot, el hijo de Gartxot, y se quedó embelesado con su pura voz. Se acercó al joven para escuchar mejor aquel bello canto, pero el hábito casi se le pone del revés al reconocer la letra. La canción hablaba de la victoria vascona frente a los francos, de cómo un bravo pueblo de pastores había derrotado al emperador Carlomagno.
El fraile invadido por la ira agarró brutalmente al niño y lo encerró en la abadía. Decidió que el euskera, la lengua del pueblo navarro, sería proscrita en sus dominios, y que aquel lugar llevaría desde aquel momento un nombre francés: «Roncevaux» (Roncesvalles).
Los monjes enseñaron al niño latín e hicieron que desaparecieran los versos cantados en la lengua más antigua que se pueda conocer. Las estrofas que antaño alababan el valor de los Vascos se tiñeron de desprecio, y ponderaron el mérito y la grandeza del Emperador Carlomagno y el heroísmo del caballero Roldán.
Cuando Gartxot se enteró de la noticia, se coló en el monasterio y liberó a su hijo. Pero los sargentos fueron alertados y emprendieron una brutal persecución a través del bosque. Agotados, Gartxot y Mikelot fueron cercados por los soldados franceses.
Sabiendo que sería ejecutado y llorando de desesperación puso sus manos alrededor del cuello frágil de Mikelot, y apretó hasta estrangular a su hijo ante los ojos incrédulos de los sargentos. No dejaría que su descendencia fuera un instrumento de la propaganda francesa.
Condenaron a Gartxot a permanecer encerrado de por vida en la cueva de Elkorreta. Los vecinos y vecinas del valle le traían víveres y el perro de su hijo Mikelot le hacía compañía. Pero, el duro invierno llegó y la nieve impidió que nadie pudiera acercarse a la cueva. Al final del invierno, unos valientes consiguieron llegar entre la nieve y el hielo la cueva, pero fue en vano: el trovador daba su último suspiro junto al cadáver del perro de su hijo.
ABODI

En forma de un largo cordal de aspecto sosegado se extiende la Sierra de Abodi, separando los valles de Irati y Salazar. Casi 20 kilómetros de largo coronados por el punto más alto (1.533 metros) que da nombre a la sierra.
En verano sus verdes lomas están cubiertas de pastos. En invierno, se convierte en pista de eski con cerca de 22 km esquiables y dos pistas para raquetas. se sitúa en el centro y es el monte que da nombre a la sierra.
PIKATUA, EL PACTO ENTRE PIRENAICOS
En la carretera que da acceso al Abodi se encuentra el Centro de Esquí Nórdico de Abodi-Irati, la antigua aduana de Pikatua.
En este punto se celebra todos los años un tratado interpirenaico entre el presidente de la Junta del Valle de Zaraitzu-Salazar y el alcalde de la localidad zuberotarra de Larraine-Larrau que celebra el reconocimiento de estas mugas. Dicho tratado es el fruto del pacto para establecer los límites de los diferentes pueblos que se disputaban estas montañas tras grandes debates y sangrientas discordias durante siglos.
ORI (el primer 2.000)

El primer dos mil le llaman.
Y es que el Pico Ori es la primera cima que supera los 2000 metros de altura, concretamente 2.017m., del Pirineo Occidental.
Una corta pero intensa ruta, sin dificultad técnica nos separa del Puerto de Larrau y su cima. Las vistas bien merecen la pena: Auñamendi, Hiru Erregeen Mahaia, Acherito, la selva de Irati que cambiará su color dependiendo de la estación, el Midi D´Ossau…. En días despejados puede que la vista alcance a ver el Moncayo o incluso, el mar Cantábrico.
En cuanto alcanzamos la cima entendemos perfectamente el dicho «ORHI´KO TXORIA, ORHI´N LAKET», que significa El pájaro de Ori , en Ori es feliz.
Si queréis sentir lo mismo, ES AQUÍ.
HOLTZARTE (la pasarela suspendida)

Si os atrevéis a mojaros los pies en el helado cauce del río Olhadoko, es fácil suponer que sus aguas llegan de algún lugar frío y profundo. Y no os equivocáis, ya que estás aguas llegan de las profundas fauces de la montaña zuberotarra.
No, no es una metáfora, es una aseveración confirmada por el paisaje. Y si no nos creéis, remontad las aguas «frescas» por la senda que sobrevuela la garganta. En menos de una hora llegamos a una encrucijada, donde parece que se encañona el mismo infierno
.Es allí donde nos espera el puente de Holtzarte y su espectáculo: una pasarela colgante, suspendida a 150 metros sobre el abismo.
Da igual las veces que lo hayamos cruzado, su vertiginosidad nos sorprende de nuevo.
DESAFIANDO AL ABISMO DESDE 1920.
Apenas 50 metros separan un extremo del puente al otro. Sin embargo, cruzarlo mientras se balancea sobre el abismo puede resultar una larga travesía para aquellos que sufren vértigo.
Pensad por un momento a aquellos que les tocó construirlo allá por 1920. Estoy segura que a más de uno le dio un vahído... El objetivo de unir ambas vertientes de la garganta era transportar la madera que más tarde se convertiría en combustible para la acería italiana Lombarda Morillo. Para ello, construyeron dos pilares a ambos extremos de los que parten los cables de hierro reforzados que sustentan la pasarela de madera.
Y aunque esta construcción ha soportado valientemente el paso de los años y las inclemencias del tiempo, en 2010 hubo que reconstruirla a causa de los daños que sufrió tras el paso del ciclón Xynthia.