Las personas que observamos la naturaleza sabemos que esta cordillera es un tesoro vivo que no entiende de fronteras.
Siguiendo las huellas de aquellas personas exploradoras de espíritu romántico, cogemos el mapa y el cuaderno de notas, nos calzamos las botas y preparamos la mochila.
En esta ocasión la ruta nos lleva a sentir, amar y defender la naturaleza salvaje de los Pirineos.