San Juan de la Peña, el monasterio lleno de historia, leyendas y ¿el Santo Grial?

Si pensabais que los monasterios eran solo paredes de piedra aburridas y monjes en silencio, el Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca) viene a darnos un bofetón histórico.
Construido en la misma roca que parece querer engullirlo más que protegerlo, este monasterio es una obra del románico. Pero es, ante todo, un lugar para admirar el Reino de Aragón.
El Mapa de San Juan de la Peña

¿Dónde está el Monasterio de San Juan de la Peña?

Pues la verdad, el Monasterio de San Juan de la Peña está escondido.
Muy escondido.
La aventura empieza en Santa Cruz de la Serós, desde donde una estrecha carretera de 7 km llena de curvas nos hará dudar de si esto es una escapada de fin de semana o el camino al fin del mundo. Pero calma, al final de la última curva aparece la joyita: el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, declarado Monumento Nacional en 1889.
Y sí, está bajo una visera de roca gigante.
Los monjes de hace mil años tenían clarísimo lo de “vivir resguardados”.
Entre ermitaños, milagros y un ciervo suicida

Pero antes de acceder al interior del monasterio, vamos a ver qué es lo que les llevó a estos monjes a construir el templo en semejante sitio.
Y cómo siempre, tenemos que recurrir a las leyendas, fábulas y cuentos del cristianismo.
Vamos con ella:
Si nos remontamos a la oscuridad de los tiempos, la leyenda cuenta que todo empezó con un tal Voto, un noble de Zaragoza que perseguía un ciervo, se despeñó y pidió ayuda a San Juan Bautista. Milagrosamente, sobrevivió. Hablamos de Voto, no del ciervo. El noble, impresionado y a modo de agradecimiento, se hizo ermitaño junto a su hermano y puso la primera piedra de lo que más tarde sería el monasterio.
Leyendas aparte, en el siglo X ya había aquí un pequeño monasterio. A finales de siglo queda arruinado y es Sancho el Mayor de Navarra quien lo refunda bajo el nombre de San Juan de la Peña. Con los años se convirtió en un centro de poder donde se cocinaba lo que más adelante sería el Reino de Aragón.
TODO EL MUNDO A MISA
Una fecha significativa fue la del 22 de marzo de 1071, cuando el Monasterio de San Juan de la Peña fue el escenario de la introducción, por primera vez en la Península Ibérica, del rito litúrgico romano, seguido en toda la Iglesia de Occidente, que ponía fin al antiguo rito hispano-visigótico y suponía la acomodación definitiva de la iglesia aragonesa a las pautas marcadas por el Pontificado.
¿Qué ver en el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña?


Esto no es un monasterio más. Preparaos para un viaje entre piedra, leyendas y tumbas de reyes.
- Sala de Concilios: La visita comienza en esta enorme sala divida en 4 tramos por arcos. Primero fue el dormitorio de los monjes, luego la sala de debates épicos (probablemente tan interesantes como los del grupo de WhatsApp del AMPA). En una de las esquinas veréis que ahí una fuente. Dicen las mala lenguas que aquí se “castigaba” a los revoltosos con un gota a gota en la cabeza.
- Panteón de Nobles y Reyes: porque si tú donabas unas tierras gordas, te ganabas tumba VIP junto a reyes como Ramiro I, Sancho Ramírez o Pedro I.
- Iglesia Alta (1094): con sus tres ábsides semicirculares pegados a la roca y ventanales que iluminan todo como si Netflix hubiera contratado al mejor director de fotografía.
- Claustro románico: joya absoluta, con capiteles que narran el Génesis y la vida de Jesús. Un cómic medieval en piedra.
- Masadería: donde se hacía pan, pero también donde ardieron archivos y memorias tras los cuatro incendios que sufrió el monasterio. El techo ennegrecido es la prueba.
El Monasterio Nuevo

Y si tenían un monasterio tan mono, ¿por qué construir uno nuevo?
Buena pregunta.
El Monasterio Viejo de San Juan de la Peña fue símbolo de poder y espiritualidad, pero, como todo en la historia, tuvo también su tiempo de declive.
A partir de la segunda mitad del siglo XII, la fuerza que había sostenido al monasterio comenzó a tambalearse. Ya no llegaban las grandes donaciones, los pleitos se multiplicaban contra obispados vecinos como los de Jaca, Huesca, Pamplona y Zaragoza, y las deudas empezaban a pesar como una losa.
El entorno, tan espectacular como agreste, tampoco ayudaba. La ubicación dificultaba conservar las construcciones. Y para colmo, el fuego fue enemigo recurrente: varios incendios marcaron su destino, pero el más devastador llegó en 1675. Tres días ardió sin descanso, hasta dejar el monasterio antiguo sin la mínima habitabilidad para la vida monacal.
La respuesta fue clara: había que empezar de nuevo. De esas cenizas surgió el plan para levantar el Monasterio Nuevo, 1 km más arriba. Es barroco, monumental y merece una parada, entre otras cosas, porque en su interior alberga el Centro de Interpretación de San Juan de la Peña.
EL SANTO GRIAL (SI EL DE VERDAD… O CASI)
En la Iglesia Alta hay una reproducción del Santo Grial.
Según la leyenda (otra vez…), el auténtico estuvo aquí escondido para protegerlo de los musulmanes.
Cierto o no, el Santo Grial es una de las reliquias más veneradas de la cristiandad por ser el cáliz empleado por Jesucristo para celebrar la eucaristía en su última cena con los apóstoles. Y aunque diversas copas haya sido reverenciadas como tal, según defienden algunos expertos, esta copa que permaneció durante siglos en San Juan de la Peña procedente de Roma, tiene boletos para considerarse la original.
Dicen que el diácono oscense San Lorenzo, residente en Italia, decidió enviar el Santo Grial a su tierra natal ante el peligro que acechaba a los cristianos. Y ahí, en la ciudad de Huesca, se conservó desde mediados del siglo III hasta el año 713, momento en que la invasión musulmana estaba llegando a su máxima expansión en el estado español, por lo que lo obispos de la época le buscaron un refugio a los pies de las montañas pirenaicas. Fue así como debió llegar esa reliquia al monasterio de San Juan de la Peña, donde permaneció escondida hasta comienzos del siglo XV.
No se puede asegurar que aquella copa fuera el cáliz utilizado por Cristo, pero los estudios arqueológicos realizados datan la realización de la copa entre los siglos I antes y después de Cristo.
Además, se debió construir en Egipto o Siria, lo que podía coincidir con el verdadero.
Este cáliz terminó en la Catedral de Valencia en 1437 y desde San Juan de la Peña parte una ruta hasta la catedral valenciana conocida como "Camino del Santo Grial".
Así que sí, si creéis en las leyendas, podéis fardar cual Indiana Jones de visitar uno de los escondites del cáliz más famoso de la cristiandad.
Queremos visitarlo: ¡Vamos al lío!

- Acceso: carretera desde Santa Cruz de la Serós. ¡Prepárense que vienen curvas!
- Duración de la visita: entre 1 hora y media – 2 horas para verlo bien.
- Entradas y horarios: Las entradas se pueden comprar en la web de Turismo de Aragón o en la taquilla del monasterio. Por supuesto, os recomendamos comprar la entrada con antelación para aseguraros la visita guiada (muy recomendable).
- 3 monumentos en 1. La entrada incluye la visita al Monasterio Viejo, el Monasterio nuevo y la Iglesia de Santa Maria de la Serós.
Y ya que estamos aquí ¿qué más vemos?
Y ya que estamos a las puertas del Pirineo Aragonés, no se nos ocurre mejor plan que tomar la carretera dirección Jaca para adentrarnos en El Valle del Aragón (Canfran-Astún-Candanchú).
Si queréis alargarlo más podemos pasar al Pirineo francés a través del Túnel de Somport. Al otro lado nos espera l ruta al Ibón de Estanés, el Fuerte de Portalet, el Chemin de la Mâture o el Circo de Lescún. Podéis descubrirlo todo todito todo en LO MEJOR DEL VALLE DE ASPE.
Si por el contrario, preferís tomar cervezas a precio razonable y cenar a las 21:00 de la noche, podéis continuar en el lado aragonés ¿Qué tal si pasamos a la Alta montaña con mayúsculas? En el Valle de Tena nos encontramos con el primer “tresmil” viniendo del Pirineo Atlántico.
Y por supuesto, si esta guía nos a servido en vuestra visita o pensáis que se nos ha quedado algo en el tintero, escribidnos en los comentarios.
¡ESTAMOS DESEANDO LEEROS!